Integrantes

Alonso Esteban; Ansaldo Pablo; Bustos Sergio; Ferreyra Leonardo; Miño Matias
Marchadier Raúl; Perini Robertino

viernes, 16 de marzo de 2012

Leonardo Ferreyra

Introducción

A menudo el ser humano comete el error de analizar un resultado sin antes llegar a plantear el cálculo inicial. En este proceso se pierden principios y fundamentos necesarios para el análisis del problema.
Un invento tecnológico no es casual sino causal y saber solo el resultado del invento deja una huella anecdótica en uno, fácil de recordar pero a su vez fácil de tergiversar. Un descubrimiento tecnológico tiene un origen y se encuentra marcado por el entorno político, socioeconómico y cultural del inventor desde el día de su nacimiento hasta su muerte.
En el siguiente trabajo se enunciara en forma expositiva grandes inventos argentinos de principios del siglo XX, sin dejar de lado las políticas impulsadas en la llamada Las décadas gloriosas (1862-1880), formadora de grandes científicos y artistas como el Dr Luis Agote y el artista Quirino Cristiani.
Comenzaremos analizando si ¿El estado debe cumplir un rol en la generación de cultura científica?
Indudablemente es fundamental su participación, no podemos dejar de citar a Gran Bretaña, en particular la revolución industrial finales del siglo XVIII principios del XIX. Hoy en día podemos afirmar que no fue casualidad que se haya dado ahí y no en otro lugar, se dieron ciertas condiciones que lo propiciaron como: Poseer políticas estables de carácter liberal. Territorio fértil para el desarrollo de la industria y abundante mano de obra. La existencia de una moneda estable y abundancia de capitales. Leyes que favorecían al comercio de mercado interno y una aristocracia que permite y premia las innovaciones. Todo acompañado de grandes reservas minerales, fuente energética y abundancia de puertos que facilitaban el comercio nacional e internacional.
Cien años después en Argentina en la llamada Las décadas gloriosas comprendidas entre las presidencias de Mitre (1862-1868), Sarmiento (1868-1874) y Avellaneda (1874-1880) fue una era de resurrección científica, de restructuración de las instituciones educativas, con la creación del colegio nacional de Buenos Aires (1863), promulgando decretos para iniciar la reorganización de las universidades, incorporando al departamento de estudios preparatorios los estudios de física experimental y Química. En 1865 se crea el departamento de ciencias exactas de la mano del rector de la UBA Juan Maria Gutierrez..
Se inicia una etapa de modernización tecnológica permitiendo el ingreso de capitales (Británicos) y así poder competir con los mercados internacionales. Se observa un crecimiento de la economía gracias a la unificación de la moneda, sostenido por el aumento de volúmenes de mercadería y productos exportados. Se amplían las fronteras y se fomenta a su vez la inmigración en algunos lugares del litoral (ley Avellaneda). Se organiza el poder judicial dando un marco de seguridad a los habitantes. Se realizaron obras publicas como la extensión de caminos, vías férreas, puentes y puertos a su vez se apoyaron desde el estado las economías regionales, otorgando créditos blandos, financiando materia prima.
 Al analizar ambos acontecimientos históricos como la revolución industrial y las décadas gloriosas podemos denotar que se encuentran estrechamente ligadas desde el rol del estado y la influencia que ejerce en la generación de cultura científica-tecnológica.
A continuación citare a dos exponentes de las ciencias y las artes que tuvieron sus raíces formativas en las décadas gloriosas y que fue considerada  una década que pocas veces podrá ser igualada.

Luis Agote (1868-1954) – Inventó instrumentos para la transfusión sanguínea, llevando a cabo por primera vez en el mundo una transfusión con sangre almacenada en 1914. 
Desde el siglo XIX se hicieron experiencias de transfusión directa de sangre entre personas a veces con consecuencias fatales por ignorancia de las incompatibilidades sanguíneas. Se necesitaba un lugar con asepsia extrema, no se podía medir bien la cantidad de sangre transferida y sólo podían hacerse directamente de donante a paciente, porque no se sabía cómo conservar inalterada la sangre extraída, que luego de pocos minutos comenzaba a coagularse hasta solidificarse casi completamente.
El médico argentino Luis Agote, motivado por las graves consecuencias de las hemorragias en pacientes hemofílicos, encaró el problema en el Hospital Rawson de la ciudad de Buenos Aires, con ayuda del laboratorista Lucio Imaz. Sus primeros intentos, como el uso de recipientes especiales y el mantenimiento de la sangre a temperatura constante, no tuvieron éxito.
Después de muchas pruebas de laboratorio in vitro y con animales, Agote descubrió que el citrato de sodio (sal derivada del ácido cítrico existente en frutas como el limón) interrumpía la formación de los coágulos, siendo bien tolerado y rápidamente eliminado por los organismos sin problemas ulteriores. 
La primera vez en el mundo que una persona recibió una transfusión de sangre conservada con citrato de sodio fue el 9 de noviembre de 1914. En un aula del Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson.
Luis Agote nació en la ciudad de Buenos Aires el 22 de setiembre de 1868. Se graduó de médico en 1893. En 1894 asumió como secretario del Departamento Nacional de Higiene y en 1899 fue designado médico de sala del Hospital Rawson (ciudad de Buenos Aires), donde más tarde fue jefe de sala. En 1914 fundó el Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, donde llevó a cabo un vasto programa de investigación, enseñanza profesional y asistencia a enfermos. 

Quirino Cristiani (1896-1984) inventa la tecnología para producir dibujos animados, y filma el primer largometraje de dibujos animados en la historia del cine mundial en 1917.
Nació el 2 de julio de 1896, en un pueblo llamado Santa Guiletta, cerca de la ciudad de Pavia en Italia, junto a su familia emigraron a Buenos Aires en busca de mejor vida hacia en el año 1900.
Realizó un breve curso en la Academia de Bellas Artes y encontró trabajo dibujando caricaturas para distintos diarios de la época.
En Buenos Aires, también se encontraba otro inmigrante italiano llamado Federico Valle, el cual había trabajado en Europa para los hermanos Lumière como cameraman y director de películas, creo una productora y lanzó el primer noticiero argentino semanal, llamado Actualidades Valle, y cada jueves se emitía en los cines locales. Valle, contrató a Cristiani para que realizara una caricatura de humor político para el final de cada uno de sus noticieros. 
Sin embargo, ante el dibujo de Cristiani y su interés al llevarlo a la pantalla grande, Valle le comentó que el cine era movimiento, y no admitía imágenes fijas. Cristiani ante este desafío desarrolló toda su técnica desde su propia inventiva y con mínimos recursos, decidió rodar cuadro a cuadro en la terraza de una casa, usando la luz solar como fuente lumínica, y con la amenaza del viento que podía arruinar su trabajo en cualquier momento, el corto se llamo La intervención en la provincia de Buenos Aires. Cristiani estaba muy contento con lo que había logrado en el corto y la proyección fue muy bien recibida por el público. Con éstos resultados Valle decidió producir un nuevo proyecto, el cual se convertiría en el primer largometraje de animación de la historia del cine mundial el cual seria una sátira a la política y tomaría a Irigoyen como personaje principal. 
Cristiani tardo un año en realizar El Apóstol trabajando él solo en la animación de los 58.000 cuadros (a razón de 14 cuadros por segundo) que contuvo el film. Los personajes fueron diseñados por Diógenes Taborda, un conocido dibujante de historietas. También participó el Arquitecto Andrés Ducaud realizando una maqueta para la secuencia final donde se incendiaba Buenos Aires. El Apóstol tuvo su estreno el 9 de noviembre de 1917, con un éxito impactante y permaneció casi un año en cartel.
Desgraciadamente, dos incendios, uno en 1957 y otro en 1961 destruyeron la mayor parte de su obra. Muchos originales, como los negativos de sus películas pioneras en el cine de animación, se perdieron quedando solo algunos de los recortes utilizados para la filmación. Recién en los años ochenta, su contribución a la industria cinematográfica es revalorada. Le hicieron homenajes en Italia y en Argentina. Cristiani murió en su casa de Bernal el 2 de Agosto de 1984. 

Conclusión

El estado como ente generador de cultura científica no solo puede, sino debe colaborar activamente para el desarrollo de nuevas tecnologías, desarrollando políticas que fomenten el estudios de las ciencias, brindar infraestructura, ampliar sus horizontes comerciales, así como también mantener una política-económica estable.
El estudio de las ciencias, aplicadas con las técnicas adecuadas son generadoras de tecnología, descubrir la verdad o refutar lo que creemos como verdadero con pruebas es dar un paso a la evolución y así entender que nuestra existencia tiene un propósito y un fin.

Bibliografía 

Bendazzi, Giannalberto; Due volte l'oceano - Vita di Quirino Cristiani, pioniere del cinema d'animazione; La casa Usher, Firenze, 1983
http://www.quirinocristiani.com.ar/biografia.html
http://www.educar-argentina.com.ar/HISTORIA/BIO/a1.htm 
http://www.portalplanetasedna.com.ar/capitulo_6.htm

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